El origen de la madurez, cuento de supermercado

Simple y claro: “Más sabe diablo por viejo que por diablo”. O para aquellos tan aislados del folklore que no conocen la interpretación de este refrán, quiere decir que las personas no son sabias por el título que tengan, si no por la cantidad de experiencia acumulada a través de los años.

Este refrán es la versión extendida del popular “¡Te lo dije!” que nuestros padres no vacilan en propinarnos cada vez que cometemos algún error a pesar de sus advertencias. Si, es la misma expresión tan popularizada por el gran observador (y comediante, con el perdón de la redundancia) Andrés López, solo que en su acento sería “¡Le dije!” con sus respectivos ademanes y movimientos típicos de la cultura paternal.

Todo esto viene a que anoche fui al supermercado con mi padre, como hacía mucho tiempo no lo hacía. Noté que hay tantas cosas que hay que saber para comprar así sea una docena de huevos, tantas cosas que no vimos en el colegio, ni la universidad, son cosas que solo los años instruyen.

¿Quién diría que una lechuga verde y grande pesa menos que una pequeña y blanca? ¿Cómo iba a saber que el kilo de un queso amarillo nacional saldría mucho más caro que uno uruguayo? ¿Dónde enseñan la fórmula para sacar en cuestión de segundos la relación precio/kilometraje del papel higiénico?.

Ser grande no es fácil. Ser grande no es la edad que tengamos si no lo que hayamos hecho con cada año de nuestra vida. Ser grande es más que saber lo que es bueno y malo, es saber que es lo correcto. Ser grande no es ser diablo, es ser viejo.

Varias primeras veces, un trauma y la bienvenida

En un mundo donde el tiempo pasa tan rápido, es difícil llegar a tiempo a una primera vez. Incluso podemos perdérnosla cuando esta pasa ante nuestros ojos, son muchas las cosas que pasan cada día, la humanidad se está desarrollando a un tiempo acelerado donde prevalece la supervivencia del más rápido.

Nuestro primer diente, nuestra primera cita, la primera relación sexual, nuestro primer empleo, nuestro primer viaje fuera del país, etc. Son tantas las que podemos recordar y más aun las que por ser tan simples no recordamos como la primera vez que ayudamos a una anciana a cruzar la calle, por decir algo.

Heme aquí pues, escribiendo mi primera entrada de mi primer blog, aunque confieso que una vez creé uno pero nunca llegó a tener contenido por precisamente no estar atento a las primeras veces. En aquel entonces una persona que amaba tuvo la iniciativa de proponerme hacer algo literario juntos a través de un blog, pero por ignorancia mía sobre la blogósfera no consideré su oferta y para cuando me sentí muy interesado meses después, ya era demasiado tarde, ya esa primera vez había pasado.

Desde aquel entonces ya han pasado dos años y por “trauma” me aislé más aun de todo esto del mundo de los bloggers, hasta hace un par de días que conocí una buena amiga con una pasión increíble hacia todo lo que sea crear, mantener o seguir un blog, al punto de contagiarme con su fiebre y revivirme esas ganas de escribir, leer y ser leído a través de este medio, les invito a conocer los blogs de la Dra. Skywalker, a quien agradezco por “curarme del trauma”.

Así que esto es mi primer blog, “El quijote de Neruda”, para relatar tantas cosas y confesar tantas reflexiones que en soledad o en silencio consigo a veces en los rincones de mi mente, algunas historias y varias frases que sea meritorio compartir. ¡Bienvenidos a mi primera vez en la blogosfera!