Crónicas de la Sobriedad I

El alcoholismo
"Buenas noches, mi nombre es Luis Armando . soy alcohólico y llevo un mes sin probar una gota de alcohol"
Eso diría yo si lo que se lee por allí es cierto, respondiendo test injustos en los que por una sola respuesta te etiquetan. Pero la verdad es que tengo un círculo social algo festivo que aprovecha los fines de semana para reunirse a tomar algunas cervezas mientras disfrutamos de una banda en vivo o un par de rones en casa de alguno mientras hablamos de música y otros placeres. Claro, a veces hay uno que otro cumpleaños en plena semana, bautizos, matrimonios, divorcios o "after office" casuales que es difícil evadir, lo curioso es que en su mayoría, mis amigos trabajan por su propia cuenta y no se rigen por horarios de oficina.

La salud y el rock
Como les decía, mi nombre es Luis Armando y tengo 26 años. Al final de mi adolescencia fui sorprendido por un leve problema de acné que hoy día no es de mucha ayuda en mi rol de músico, ya que soy bajista de un power trio de rock llamado Ideoma con el que pronto grabaré un disco, lo que significa que habrán sesiones de fotos, grabación de videoclips, entrevistas y más fotos. A pesar de que es rock, para bien o mal, la imagen es algo que hay que cuidar en la industria musical.

La situación comentada me llevó a seguir un tratamiento bastante fuerte y costoso llamado Roaccutan que prometía librarme del acné de por vida si cumplo con algunas condiciones como no exponerme por tiempos prolongados al sol, usar crema humectante, protector solar y había algo más.... a ver.... ahh ya: NO CONSUMIR ALCOHOL mientras dure el tratamiento, es decir, al menos unos cuatro meses. Si, puedo beberme unos tragos y no me pasará nada pero cortaré el efecto de al menos tres días de pastillas nada económicas, así que mejor considero la abstinencia.

La abstinencia
Ya hace un mes que empecé el tratamiento y desde entonces no he aceptado ni una cerveza. Por el contrario, lo que si he tenido que aceptar es la burla de los amigos, los mismos que estando sobrio ya no me parecen tan cómicos (jajajajaja la venganza es dulce) pero también son los que me apoyan en esto. No he dejado de asistir a los toques, ni a los cumpleaños (los cuales parecen triplicarse en noviembre, las matemáticas sugieren que carnaval es una época afrodisíaca y de poca o nula protección), ni a los miércoles o jueves casuales, ni a los domingos "para variar". De hecho, en un mes han sido 17 las ocasiones en la que los he acompañado con mis continuos vasos de agua o refrescos. Caramba, ¿más de la mitad del mes?... ¡creo que mis amigos son alcohólicos! (insisto, la venganza es dulce).
Sé que han sido 17 veces porque por ocio las llevo marcadas. Diecisiete veces en las que el sueño me ha vencido muchas horas antes de lo normal, diecisiete veces en la que veo a la gente reir más que yo, diecisiete veces en las que he tenido que beber agua porque el refresco es para el cubalibre, diecisiete veces en las que he ahorrado dinero porque no he tenido que poner para "la vaca", aunque igual ese dinero se me va en las benditas pastillas.

Un mes y contando...
No ha sido difícil, no he sudado frío, no me he sentido realmente tentado, no he extrañado el efecto del alcohol, ¡no soy alcohólico!. De hecho, hasta fumo menos porque no estoy bebiendo, bajé 10kgs en un mes debido a que ya no estoy reteniendo líquidos ni consumiendo las calorías de las cervezas y los cubalibres, no he tenido ratón, entre otros beneficios.
Pero tengo que admitir que las ausencias radicales son duras de asimilar, he recordado esos momentos en los que he disfrutado un buen trago por más que costumbre social. Estoy reevaluando mi actitud y postura filosófica sobre el alcohol y en este transitar les comentaré alguno que otro acontecimiento a través de estas Crónicas de la Sobriedad.

¡Salud!